En sus primeros momentos, Villacarrillo, se identifica con una pequeña torre fortaleza defensiva, o atalaya, perteneciente al Adelantamiento de Cazorla y que se ubicaba dentro del territorio de Iznatoraf, conocida como Torre de Mingo Pliego, o Torre de Domingo Priego.

En 1450, a petición de Don Alonso Carrillo, el rey Juan II confirmó el privilegio de villazgo concedido por el Arzobispo de Toledo a la Torre de Domingo Priego, confirmado posteriormente por los Reyes Católicos, en 1498. La nueva villa pasó a denominarse Villacarrillo, adoptando para su nueva denominación el apellido del Arzobispo Toledano. En 1877, y por Real Decreto, el Rey Alfonso XII le concede el Título de Ciudad.

LAS HUELLAS DE LA HISTORIA

A pesar de la ausencia de investigaciones arqueológicas que determinen científicamente el alcance de la antigüedad de la ocupación humana en la localidad, la riqueza arqueológica, y la calidad de los restos encontrados, nos permiten remontar la Historia de Villacarrillo hasta el Neolítico. Pasando así por los primeros asentamientos Íberos, Romanos con la cercana ciudad de Cástulo, Visigodos, Musulmanes, etc.

Visitar Villacarrillo es recorrer una ciudad que ha sabido ser consecuente con su historia y con su pasado. Recorriendo desde sus amplias y transitadas calles, hasta aquellas más recónditas y solitarias, podemos encontrar grandes mansiones señoriales, modernas construcciones, importantes construcciones religiosas y hasta edificios solariegos cargados de Historia, todo bajo la mirada de la torre del templo de La Asunción, obra de Vandelvira que cautiva y vigila la ciudad.

Desde la Iglesia de la Asunción parten las callejas medievales de la ciudad, jalonadas por viejas casonas y templos como el de Santa Isabel de los Ángeles. Edificio, que en otro tiempo fue cárcel, luego hospital y que también fue convento franciscano, por lo que aglutina numerosos elementos artísticos y arquitectónicos desde los siglos XV al XVIII. Muy próxima está la calle de la Feria que recorre el bello casco urbano de Villacarrillo siendo uno de los ejes principales de la ciudad. En ella toman asiento los edificios civiles más representativos de la localidad, como las fachadas de los juzgados y de varias casas solariegas como la Biblioteca Municipal. Todas ellas están decoradas al más puro estilo renacentista, con dovelas mixtilíneas en sus portadas, blasones, nobiliarios, cornisas, puntas de diamante y frontones triangulares.

El Ayuntamiento también está ubicado en la misma vía, de estilo neoclásico fue construido en el siglo XIX. Articula su alargada estructura en torno a un cuerpo central donde se alinean la puerta principal, un balcón de hierro colado, el escudo municipal, el reloj y una airosa espadaña. Las casonas y palacios de la calle Ministro Benavides, contigua a la anterior, es otro de los máximos exponentes de la arquitectura neoclásica de Villacarrillo, a la que hay que sumar un gran número de edificios y viviendas edificadas entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Todos estos edificios y monumentos constituyen un amplio patrimonio arquitectónico y artístico que son símbolo del esplendor que ha vivido la ciudad de Villacarrillo desde la época humanista hasta la actualidad.